Tradicionalmente la imagen de la sociedad, de las enfermedades mentales están más asociadas a la esquizofrenia y otros trastornos. Pero hoy los indicadores dieron un giro de 180 Grados y nos demuestran que la ANSIEDAD, LA DEPRESION Y LA FRUSTACION están a flor de piel y van en crecimiento y parece no tener limites ni techo.

Son momentos donde debemos leer el compartamiento de la sociedad , desde nuestro encuadre Biopsicosocial. Vemos una Sociedad con malestar, el mundo exterior de un sujeto atrevesado por lo económico, la desocupación, la incertidumbre de que no alcanza para subsistir , el vivir el día a día.
 
Cuando segmentamos nos encontramos que los jovenes y los adultos mayores son los más afectados. La ansiedad es una respuesta emocional que se presenta en el sujeto ante situaciones que percibe o interpreta como amenanzante o peligrosa, y muchos no encuentran salidas sea por la situación económica, que afectan la compra de medicación y la continuidad de tratamientos, la falta de futuro en cuanto a los jóvenes y que en ocasiones toman la decisión de quitarse la vida.

Una salud mental que se trasforma en un laberinto sin salidas, tengamos en cuenta que la Ley Nacional 26.657 en su articulo 1° tiene por objetivo asegurar la protección de la salud mental a todas las personas, y el pleno goce de los derechos humanos y su protección,  aunque sigue siendo un déficit su plena implementación en todo el territorio nacional.

Hoy más que nunca el objetivo de las politicas públicas debe ser centrarse en diseñar estrategias e intervenciones en los campos grupales, comunitarios e institucionales como principal objetivo para revirtir estos indicadores que se encuentran latentes dando respuestas efectivas con acompañamiento, apoyo y promoción en los sectores más vulnerables.