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Mailin: Un testimonio de fe que cruzó los mares

Rubén Guzmán “Maranga” como lo conocen sus amigos, emigró a España hace 18 años, dejando en su “pago” muchas cosas, pero llevándose muchas otras, entre ellas su fe por el Señor de Mailín.

Desde Málaga y en su día de descanso, recuerda que la primera vez que se animó a ir caminando a Mailin, fue a modo de “aventura” porque sus compañeros lo alentaban. “Era como para saber hasta dónde se podía llegar, desde la resistencia física, teniendo en cuenta que era un trayecto de casi 100 km en un tiempo aproximado de 40 hs” 

“Llegar por primera vez, es una sensación indescriptible, sientes que se te desatan todos los nudos del sufrimiento físico: cansancio, incomodidad, dolores, pero es mucho más fuerte, la satisfacción de haber llegado”

Tiempo después comenzó a formar parte del Grupo Juvenil Nuestra Señora del Rosario, en Fernández, guiada en ese entonces por el Padre Alejandro Tenti, quien muchas veces encabezó las peregrinaciones a pie, junto a demás miembros de la comunidad y en gran parte, fue quien motivó desde la fe, a realizar distintas tareas, que incluían acampar en la villa hasta el final de la festividad, colaborando en los distintos servicios y participando de las distintas actividades litúrgicas que se llevaban a cabo.

A casi 10.000 km de distancia y con el Atlántico de por medio Rubén sigue con su devoción intacta, a tal punto que, a través de las redes sociales, conoce los detalles de esta “Fiesta Grande” y cada vez que vuelve a la Argentina, tiene un compromiso impostergable: Visitar el Santuario del Señor de los Milagros de Mailin.

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