Después de establecer un récord de permanencia en la cartelera de los cines de Santiago durante cinco semanas, regresa ahora a territorio norteamericano con la esperanza de replicar el éxito que tuvo en su estreno en Los Ángeles.

La película, que ha tenido un impacto extraordinario en los cinéfilos de Argentina, se inspira en la leyenda santiagueña de la Almamula, una mujer castigada por sus comportamientos sexuales, lo que la lleva a convertirse en una mula encadenada que, en días de tormenta, sale de los montes y recorre los poblados durante la noche.

El largometraje presenta un monstruo específico, sino una interpretación del "Almamula". En este contexto, el monstruo se convierte en el reflejo de las personas, especialmente en relación a la sexualidad en general.

La película abarca elementos de drama, suspenso, terror y tensión sexual a lo largo de toda la trama. Fue rodada en un ambiente típicamente santiagueño, en particular en el monte, donde algunas escenas resultan escalofriantes. Además, la película está imbuida de poesía y una belleza única, con el sonido de las aves que añade un toque especial.